20-08-18 Su interpretación, consagración y cambios
del símbolo comunal que nos representa.
Historia de
la Heráldica

Los escudos
cumplen la misión de mostrar, con figuras y atributos determinados, lo que se
tiene por personalidad diferenciada de las entidades geográficas respectivas.
Si bien
puede considerarse que existen elementos heráldicos o proto-heráldicos desde
hace miles de años, la heráldica como hoy la entendemos tiene origen medieval y
aparece en Europa occidental alrededor del siglo XII. Los “escudos de armas” se
originaron en esta época por la necesidad de distinguirse los caballeros en el
campo de batalla.
Los emblemas
utilizados, que en principio respondían a la voluntad individual y a la
imaginación de su portador, pronto se hicieron hereditarios y se organizaron en
un sistema de normas y convenciones, con un lenguaje y una terminología
propios; especialmente al quedar su concesión restringida a una prerrogativa
real que se ejercía través de los llamados “Heraldos”, cuya cabeza visible era
el “Rey de Armas”. De este origen medieval y militar es buena prueba la
denominación del elemento esencial de la heráldica: el “escudo”, ya que era
sobre este elemento defensivo sobre el que se pintaban los emblemas elegidos
por los caballeros u otorgados a éstos por los soberanos.
La mayoría
de los municipios adoptan el escudo municipal a raíz de las sucesivas
disposiciones legales que se han ido dictando desde finales del siglo XIX con
la intención declarada de poner orden y regular el uso de los sellos
municipales. Periódicamente se recordaba a las municipalidades la obligación de
remitir al Ministerio de la Gobernación la impronta del sello usado por el
municipio, además de una breve explicación del origen del mismo. La primera
parte era habitualmente cumplida por los consistorios, no así la segunda, ya
que en muchos casos se desconocía el origen de los signos utilizados y, en
otros, el origen podía ser tan peregrino como la imaginación del edil o el
secretario municipal de turno, o incluso se dio el caso de un fabricante de
sellos de caucho que, a principios del siglo XX, recorrió la geografía nacional
vendiendo sellos con escudos de su propia invención, que adquirieron algunos
ayuntamientos.
La Heráldica
municipal, al menos la europea, suele ser bastante sobria y en general
prescinde de la mayoría de los ornamentos exteriores, con excepción de la
corona, que varía en función de las peculiaridades o el régimen político del
país en cuestión, y de los soportes del escudo, éstos últimos muy frecuentes en
la heráldica anglosajona.
En la
heráldica municipal de algunos países iberoamericanos es relativamente
frecuente encontrar escudos timbrados al estilo de los escudos gentilicios,
incluyendo yelmos, bureletes, lambrequines, etc., pero ésta es una práctica
poco recomendable, aunque ciertamente difícil de erradicar.
El primer
elemento en el que debemos fijarnos al observar un escudo heráldico es su forma
exterior. Con esto nos referimos exclusivamente a la forma geométrica del
escudo propiamente dicho, excluyendo todos los adornos exteriores. Esta
superficie se correspondería con la del escudo que usaban los caballeros
medievales, que era donde primitivamente se dibujaban las armas concedidas por
los monarcas, o elegidas libremente por el caballero, según las épocas, y por
eso adoptaba una forma muy similar a estos elementos defensivos.
El escudo de
General Juan Madariaga, según la clasificación de la heráldica cívica o
municipal, entraría dentro del orden Arqueológico, más que nada porque las flechas
tienen valor histórico y también sería Tropológico por la alusión al progreso,
ya sea gracias a la actividad industrial o por la riqueza natural. Nuestro
escudo tiene un campo simple, es decir, no cuenta con divisiones que separen
los blazones que lo componen. Los emblemas que lo forman están dentro de la
categoría de figuras artificiales.
Historia de
nuestro escudo
En el año
1939, siendo intendente interino de General Juan Madariaga, Carlos María Peña,
entra en vigencia una disposición general del gobernador Manuel Antonio Fresco,
en donde se promueve a que los municipios que no lo tuvieran se dieran un
escudo identificativo. Entre ellos, se encontraba General Juan Madariaga. El
intendente municipal en ese entonces era el Dr. Carlos María Peña, quien
también se desempeñaba como senador provincial. En los fundamentos de ese
decreto se autoriza a que el escudo destellara en su simbolismo algún detalle
de la historia regional, de su geografía, su paisaje, sus costumbres o su
pasado.
Casualmente,
y con el espíritu de cumplimentar esa disposición, en las autoridades locales
ya se trazaban tres tendencias sobre la leyenda o motivo distintivo en la
fachada del nuevo palacio municipal, que se construía en la calle Hipólito
Irigoyen. En ese momento, también se trabajaba en un plan de realizaciones
oficiales que se concretó con el peristilo del cementerio y el edificio para
matadero.
El
intendente Peña optaba por el simple grabado en el frente del edificio con la
palabra "Municipalidad" y su director de Obras Públicas, Ing.
Alejandro Moy, formula la atinada sugerencia de que “en esas dependencias
funcionaban oficinas extrañas al fuero comunal (Registro Civil y Juzgado de
Paz)” y el secretario de Gobierno, señor Mario Ferro, se inclina por un escudo
cerrado con una orla, que señalará el nombre del partido, mostrando algún
símbolo definitorio del lugar y una palabra que condensará cuanto se
relacionaba con las diversas dependencias que se instalarían en ese ámbito moderno.
La elección
del diseño
Peña
encomienda esa tarea a Gonzalo Leguizamón Pondal, conocido plástico argentino,
quien con tal motivo visita la ciudad en varias ocasiones y como es lógico la
casa comunal. Desde su construcción ese edificio tenía dos grandes puertas de
entrada, de hierro forjado y cristales. El trabajo de hierro destacaba un óvalo
que daba marco a una mano humana que apretaba un haz de flechas. El escultor
Pondal, posiblemente influenciado por ese hermoso y original motivo, cuando
imaginó el escudo recordó ese detalle, que estilizó hasta convertirlo en
nuestro actual símbolo ciudadano. “Las flechas del escudo podrían tomarse como
definición ‘del pasado indígena del territorio’, en tanto que la antorcha o
tea, puede definirse como “civilización, luz o progreso. Habrá quienes acepten
esas teorizaciones, pero para admitirlas definitivamente habría que probar
primero que el indio habitó esta zona, dado que todos los antecedentes
históricos que se conocen indican que el indio no tuvo su ‘hábitat’ en estas
regiones, a las que sí llegó cuando se desplazaba hacia El Rincón de Ajó, donde
capturaba las yeguadas cimarronas, cuya carne era uno de sus alimentos
preferidos”. Esto interpretado y expresado en forma absolutamente personal por
Raúl Zalguizuri.
Estos
conceptos fueron publicados en 1968 y originados fundamentalmente en datos
registrados por el extinto periodista David Vodovosoff, quien participó en la
creación de este símbolo en su condición de secretario del Honorable Concejo
Deliberante.
Al recorrer
algunos sectores donde se ejecutaban trabajos vinculados al plan de obras se
llega al corralón comunal, donde se advierte entre los materiales provenientes
de la demolición, la enorme puerta de acceso que se había retirado de la
antigua casa municipal.
En el centro
de cada una de las dos hojas, aparecía un óvalo con un motivo que se estimó
digno de tenerse en cuenta, como base para la confección del futuro escudo
oficial del partido de General Juan Madariaga, destacándose tres flechas que le
otorgan similitud con el escudo de la provincia de Santa Fe.
Interpretación
heráldica
Sobre el
mismo existen interpretaciones heráldicas relacionadas con sus figuras. Precisando
que las flechas indicarían la presencia del indio en el pasado de la comarca,
en tanto la antorcha -siguiendo esa discutible línea conjetural- simbolizaría
la "luz del progreso y la civilización".
Consagración
por el uso
Otra
referencia al escudo oficial de Madariaga es aun cuando se usó durante varios
años sin que existiera una ordenanza comunal que lo impusiera, puede señalarse
que primeramente lo consagró el tiempo y su uso respetuoso, sin que nunca
ninguna autoridad o vecino se haya opuesto de alguna manera. Dos opiniones
valiosas corroboran esa actitud del vecindario: la del famoso escultor Luis
Perlotti y la del académico de la historia argentina Ismael Moya, que visitó
nuestra ciudad durante muchos años en su condición de Inspector Nacional de
Escuelas, y que conoció personalmente a los convecinos que actuaron en la
creación del escudo, como también supo de todos los detalles que dejamos
consignado y que ratifica en una correspondencia mantenida con el desaparecido periodista
don David Vodovosoff.
El escudo
actual fue impreso por primera vez en la portada del libro Ensayos de Historia
y Folklore Bonaerense, de Rafael P. Velázquez, editado en diciembre de 1939,
con prólogo de Carlos María Peña al cumplimiento del primer centenario de la
fundación del Partido Tuyú (hoy Gral. Juan Madariaga).
Oficialización
del escudo
En el año
1973, por ordenanza Nº 43, el intendente municipal Juan José Jauregui establece
corno "escudo oficial del partido de General Juan Madariaga, los símbolos
que orlados por un óvalo, representan una antorcha central vertical,
representativa del progreso, afirmada sobre tres flechas horizontales dos a la
izquierda y una central a la derecha que rememoran el origen indígena del
territorio", instituyendo también la obligación de su uso en las
publicaciones oficiales y fijando los tonos que debían llevar los distintos
elementos que lo componen. Los colores del escudo son los siguientes: campos de
óvalo: blanco; base antorcha: marrón; llama: fuego crepitante; flechas: negras.
En sus
fundamentos se expresa que “al no existir antecedentes de su oficialización,
deben las autoridades comunales proceder en consecuencia, determinando el
significado de los símbolos, que a su interpretación representan su antorcha
central, el progreso, afirmando en las flechas que señalan el origen indígena
enraizado en el Tuyú” y que “es necesario uniformar su diseño e incorporarlo,
definitivamente, a la vida institucional como símbolo del acontecer de nuestro
pueblo”. Esa disposición estaba refrendada por el doctor Carlos Balcarce en su
condición de secretario de gobierno.
Cambios en
el diseño
Según los
libros de registros oficiales, en el decreto correspondiente al 2 de enero de
1939 comienza a usarse el escudo oficial en el sello municipal y deja de usarse
el escudo bonaerense.
En el
decreto del 14 de agosto de 1943, nuevamente se comienza a usar el escudo
bonaerense y se deja de lado el municipal, hasta el 1 de mayo de 1948 en donde
se retoma el escudo municipal.
Finalmente,
en el decreto 1131, del 13 de octubre de 1963, se vuelve a emplear el escudo
oficial –hasta la actualidad- pero con el cambio en el diseño, ubicándose la
flecha superior detrás de la tea, cambiando de esta manera el diseño original
en donde las tres flechas se encontraban debajo de la antorcha.
El grabado
que figura en esta nota, es reproducción ampliada de una fotografía de ese
ornamento y falta de nitidez que se observa es debido a las dificultades que se
presentaron para restaurar la antigua y deficiente fotografía original, aunque
son visibles las tres flechas que le dan cierta similitud con el escudo de la
provincia de Santa Fe.
La nota
gráfica reproduce uno de los dibujos de los proyectos del año 1939, pero quizás
la versión histórica del escudo oficial del partido de Gral. Juan Madariaga, la
constituya el vitreaux existente en el descanso de la escalera que lleva a la
planta alta del palacio comunal. Se observa en este diseño que las flecha están
debajo de la antorcha y la orientación de las mismas es, desde la parte
superior a la inferior, hacia la derecha, hacía la izquierda y hacia la derecha
la última.
Publicar un comentario